sábado, 21 de marzo de 2009

Despertando en el Caribe.

Sabado 21 de Marzo 2009:

El jet lag no nos afectó demasiado y nos levantamos sobre las 7:00. La diferencia con España son 5 horas de menos, asi que en realidad para nuestro cuerpo eran las 12:00 y necesitabamos desayunar. Aqui amanece mas temprano, sobre las 6:30, asi que cuando salimos de la habitacion ya habia bastante sol. Había algunas nubes pero parecía que no iba a llover. Desayunamos en el restaurante Thalassa, exclusivo para clientes royal. El desayuno es a la carta, aunque tiene una zona buffet. Hay de todo lo que uno pueda desear, de hecho nos extraño algunas cosas "made in spain" como jamon serrano, lomo embuchado, morcilla,queso manchego... De lo mejorcito las tortillas servidas directamente a la mesa y con gran variedad de sabores (a partir de ahora la de salmon con queso fresco es mi favorita). Tras el desayuno fuimos a la playa. La playa es muy grande y se divide tambien en 2 secciones: Bavaro y Royal. Las palmeras llegan practicamente al agua y la arena es tipica caribeña: muy fina y muy blanca. Por buscarle alguna pega hay bastantes algas al entrar al agua. Hay personal retirandolas de la orilla continuamente y se ve que la playa está muy cuidada. El arrecife está relativamente cerca de la orilla lo que provoca la existencia de las algas. La playa cuenta con un centro de deportes acuaticos y un par de bares, ademas de bastantes hamacas y sombra. Establecemos nuestro campamento base cerca de la orilla y decidimos darnos un chapuzon antes de salir a pasear por la orilla. Nuestro hotel está situado en el extremo sur de punta cana y los hoteles mas cercanos ni siquiera se ven. Andamos primero hacia el sur (parte derecha de la playa). Una vez pasados los limites del hotel te encuentras unos puestecitos donde venden de todo. Los vendedores tienen prohibida la entrada al hotel asi que nada mas te ven salen corriendo hacia ti para convencerte de que visites su tienda. Con un "no gracias" y una sonrisa nos deshacemos de ellos y continuamos el paseo. La playa es totalmente salvaje y natural. No hay nada salvo selva y mar. Andamos mas de media hora y no divisamos nada especial asi que nos dimos media vuelta. De regreso el vendedor que nos abordó anteriormente nos "obligó" a visitar su tienda. Fue muy simpático y nos regaló un par de colgantes a pesar de que no compramos nada. Claro que nos dió su tarjeta y nos dijo que volvieramos a comprar allí que nos haria precio especial de amigo.

















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